Conforme los equipos informáticos se incorporaban a los entornos profesionales, facilitando la gestión empresarial, surgió la lógica necesidad de establecer redes que permitieran compartir la información. El uso de terminales portátiles estaba todavía muy alejado en el tiempo, y la impresión de la información en papel era tan o más necesaria que la transferencia de información. Pero las impresoras de red, o compartidas, suponían una considerable inversión, con lo cual la adquisición de una de ellas era una decisión ciertamente a sopesar.
Hoy en día, el precio de una impresora en red es asumible, y renovar e incluso ampliar el parque de impresoras en una empresa es ya una necesidad habitual. Por ejemplo, el reemplazo de impresoras de escritorio por impresoras de red, más caras pero que proporcionan un mayor ahorro en costos de operación.
Estas son las opciones a considerar:
- Impresoras de inyección de tinta: Compra muy barata, pero el gasto en consumibles las convierte en una opción costosísima a largo plazo, tanto más cuanto el volumen de trabajo sea mayor. Están destinadas al uso doméstico.
- Impresoras láser monocromo: Para profesionales independientes (excepto del sector gráfico), pequeños negocios, u oficinas de pequeño tamaño, es la opción ideal. Los consumibles no son caros, y su ciclo de vida es de varios años, sin excesivos problemas.
- Impresoras láser color: El coste por página para éstas es del orden de 3 a 5 veces más que el de las monocromáticas. Si la impresión en color es una necesidad, una impresora color de red es mucho más eficaz si cabe.
- Impresoras multifuncionales: Destinadas a entornos profesionales en los que las necesidades no sean extremas, pero se requiera flexibilidad. Para grandes volúmenes de trabajo la opción de equipos destinados a una sola tarea (escaneado, impresión, copia) es la más acertada.
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